No son míos estos versos, sólo escribo lo que en ti puedo leer. Con la inmensa luz de tu mirar inspiras lo más bello, aunque habrá de llover. Lloverá tristeza en tu alma y en tus ojos, como ahora llueve, niña de mil sonrisas. Y es éste tu destino, como el mar para el barco, y necesitas tanto viento, y soy tan poca brisas.
No son míos estos versos,
son de tus sueños y de la esperanza fiel.
La esperanza que jamás vence la soledad,
y es ésta tu verdad aunque duela más allá de tu piel.
Y vendrán días difíciles,
y la fuerte tormenta y se podrá escorar,
pero tu barco no se hundirá
y seguro a su destino habrá de arribar.
No son míos estos versos, son tuyos,
yo sólo me uno a tu vivir,
y te agradezco estar siempre en la poesía,
estar siempre en mis avíos para escribir.
Tu voz habla de un tiempo mejor,
tu mirada es un buen presagio, y a veces sonríes a solas.
Confía en tu luz y virtudes que te adornan,
que de este mar, vencerás las más fuertes olas.
No son míos estos versos, y tal vez es inefable este sentimiento, pero puedo escribir: “te quiero y te acompaño, dentro de mí y en el corazón”, y no te miento. No te miento cuando confieso que fueron varias noches escribiendo, y se notará mi cortedad para la poesía en estos escasos versos, pero ahora sigue viviendo.
(Dibujos de Carolina Gómez)