¡Qué frío!
- Diego Peluffo
- 16 abr 2020
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 20 abr 2020

Otra sutileza,
otra verdad entre bromas.
No busques en tu voz que tus ojos
ya me han dicho bastante.
Otra pausa,
otro silencio e interrumpes diciendo:
“¡Qué frío!” y el sol está puesto en el cielo,
hasta un pie de sol reposa en tu rostro.
Una confesión
que tropieza a mitad de camino.
El aire que llena tus pulmones
y que viste de convicción a tu voluntad,
se esfuma trasluciendo
un fragmento de verdad
y, al final, el aliento se convierte en voz,
en dos palabras de amparo: “¡Qué frío!”.
¡Qué frío!
Y a veces un suspiro
delata la frustración de tu corazón
y la indignación de tu alma.
¡Qué frío!
Y el aire de tu voz
forma una nube blanca
mientras tu necesidad trata persuadir
a tu timidez de dibujar un corazón.
Otra excusa y estás aquí.
Otra ocasión, es otro silencio.
Y otras veces palabras y más palabras
para alcahuetear las evasivas
a tu propia libertad.
Tal vez tu verdad sin sutileza,
sin tapujos, sin pretextos, sin asco,
puede estimular a la mía
a vestirse de palabras.
O quizá tan sólo valga al final
decir, con aire de resignación:
“¡Qué frío!”.
(Dibujo de Catalina González)
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